Por fin ha llegado el frío y con él la vuelta a una rutina que implica importantesniveles de estrés, una alteración psicosomática que amenaza a la calidad de vida del 70 por cierto de los españoles, según confirma un estudio realizado por el Instituto Biomecánico de Valencia.
El estrés es la causa de una de cada cuatro bajas laborales y del creciente consumo de ansiolíticos, ya que constituye un factor de riesgo tanto para la salud física como mental de adultos, pero también niños, adolescentes y ancianos.
Y las cifras van en aumento, ya que según la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT), el 62% de los trabajadores españoles afirma estar más estresado que en 2013. De hecho, debido al actual estilo de vida, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que en 2020 el estrés será el segundo factor causante de enfermedades.
Una ducha es mucho más que un hábito de higiene: es salud
El cambio de estación también dispara esta reacción, debido a la disminución de las horas de luz, la bajada de las temperaturas y la alteración emocional por “la vuelta al cole”: cambios de ritmo, ruido, tráfico y responsabilidades.
Para combatir el estrés muchos confían en la farmacología, aunque existen otros tratamientos más eficaces y mucho menos invasivos, como practicar relajación y ejercicio habitualmente, cuidar la dieta, planificar las actividades diarias o la hidroterapia.
El poder del agua como terapia natural
De forma casi inconsciente, cada mañana o antes de acostarnos, todos los días practicamos hidroterapia, beneficiándonos de todas las propiedades del agua a través de una sencilla ducha o la aplicación de chorros de contraste.
El agua fría contrae los vasos sanguíneos y estimula la circulación, siendo altamente eficaz para eliminar el cansancio físico y psíquico
Porque una ducha es mucho más que un hábito de higiene, es salud, ya que su influencia en los sistemas estructurales y orgánicos del cuerpo humano generaequilibrio y bienestar inmediato. Por ello, conocer sus beneficios y cómo potenciarlos ayuda a reducir considerablemente los niveles de estrés, teniendo siempre en cuenta que factores como la temperatura, la intensidad, la duración y la frecuencia de repetición de este estímulo varían sus efectos en el organismo.
Según el horario obtendremos resultados diferentes, ya que ducharse por lamañana tiene un efecto energizante, mientras que por la noche relaja y facilita el descanso. En ambos casos, calma los problemas emocionales y eleva la moral al activar una sustancia llamada noradrenalina que ayuda a combatir la depresión.
Si aplicamos agua caliente conseguiremos dilatar los vasos sanguíneos y relajar los músculos, liberando la tensión acumulada y aliviando los dolores reumáticos. Además, el vapor favorece las patologías respiratorias, sobre todo si se potencia su efecto con hierbas, aceites o minerales naturales. Por otro lado, el agua fría contrae los vasos sanguíneos y estimula la circulación, siendo altamente eficaz para eliminar el cansancio físico y psíquico, la retención de líquidos y sus antiestéticos efectos en la piel. Asimismo, el frío activa la función metabólica, eliminando toxinas y grasa acumulada, al mismo tiempo que anima la producción de glóbulos blancos, reforzando el sistema inmunitario contra resfriados, gripe y asma.
Una ducha óptima comenzaría con agua caliente para relajar los músculos (29-40 ºC), continuando con una temperatura más templada (24-29 ºC)
Incluso el contraste de frío y calor es altamente beneficioso, puesto que ayuda en problemas de retorno venoso y disminuye la inflamación. Si, además, aplicamos un masaje con chorros sobre zonas doloridas, relajaremos las tensiones, disminuyendo las contracturas musculares y aumentando la elasticidad. Si los chorros se aplican bajo el agua conseguiremos además sedación. En cambio, si solo aplicamos una ducha con efecto de lluvia rápidamente favoreceremos un estado de relajación.
De hecho, una ducha óptima comenzaría con agua caliente para relajar los músculos (29-40 ºC), continuando con una temperatura más templada (24-29 ºC) que consiga reavivarnos, para terminar con chorros de agua fría, perfectos para activar la circulación, cargar las pilas y mantener el cuerpo fresco durante las 5 horas siguientes.
Y es que prácticamente todos los sistemas del metabolismo se ven beneficiados por esta práctica usada desde la Antigua Grecia, que inclusopreviene la calvicie al estimular el cuero cabelludo y mejora la calidad y producción de espermatozoides.
Uso inteligente del agua
Pero el uso del agua debe ser inteligente, recomendándose duchas de cinco minutos máximo, tiempo indicado por la OMS para evitar un abuso que suponga un impacto económico, energético y medioambiental. Además, según un estudio de la Universidad de California en San Diego, ducharse en exceso altera el manto lipídico de la piel, es decir, eliminar las bacterias buenas que alberga la epidermis para combatir infecciones y las sustancias grasas que humedecen la piel.
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