Lo que me enseñó tu infidelidad
En esa etapa gris y dolorosa de mi vida no encontraba un lado positivo, tenía tantas preguntas en mi mente ¿qué te llevo a hacerlo?, ¿por qué a mí?, ¿en qué fallé?, ¿habías dejado de amarme? todo recaía en mí y tontamente compré la idea que la culpable era yo, que tal vez me había descuidado o que ya no era atractiva, que no te gustaba más, pero tenía que aparentar que no me dolía que todo estaba bien.
Una mañana mientras los niños estaban en el colegio, me dio un ataque de llanto como cuando era niña y me sentía desprotegida, lloré hasta calmarme, estaba cansada de tu desamor, de tu indiferencia, de lo cínico que podías ser, de tu traición y de tu ausencia… Me quedé sobre mis rodillas y con la mayor humildad y desprendiéndome de mi orgullo herido grité “¡ya no puedo más!” En ese momento sentí que había soltado algo muy pesado, entendí todo, tenía que liberarme de mi ego, de mi orgullo para avanzar; Dejé de sentir enojo, ese coraje contenido que me cegaba y me amargaba los días, pude ver claramente mi dos opciones, dejar que me derrumbara o hacerme más fuerte, decidí la segunda…
Lo primero fue aceptar que el problema eras tú, tenías tanto vacío que creíste que varias mujeres lo llenarían, no me estabas engañando a mí, te engañabas a ti mismo, no tenías voluntad ni respeto por un amor que decías sentir y me demostraste que fue tan poco que un instinto carnal te hizo olvidarlo y simplemente te derrumbaste ante mis ojos…
Por un momento sentí pena por ti, gracias por enseñarme tanto, aprendí a ver por mí y tener claro lo que quiero y lo que me merezco, porque entendí que cuando amas a una persona buscas su bienestar, la proteges, la procuras y tu último deseo es lastimarla; que el amor no es egoísta al contrario es incondicional.
Ahora sentirme bonita no depende de ti ni de nadie más, sólo de mí y es el reflejo de lo que soy por dentro, me acepto y sé lo mucho que valgo, no me descuidé ni dejé de ser atractiva al contrario ahora me doy cuenta que el único que no lo notaba eras tú.
Me enseñaste a ser tolerante y responsable de mis sentimientos, ahora sé que sólo me pueden dañar si yo lo permito; quiero decirte que no te guardo rencor y siempre desearé lo mejor para ti.
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